
El más antiguo y tradicional de estos hornos es San Buenaventura, que presume de ser el horno panadero más antiguo de Europa. Parece ser que sus comienzos se remontan al año 1.385, según relata el historiador José María de Mena, y testimonio de ello, es una lápida que se conserva en el edificio de la calle Carlos Cañal.
Según cuentan las crónicas, tras la reconquista de San Fernando, se establecieron importantes relaciones comerciales entre Sevilla y Barcelona, por lo que muchos catalanes se instalaron en la ciudad, teniendo su propio barrio y comercios, entre ellos “El horno de los catalanes”.
Es a partir del siglo XVII, cuando el horno comienza a aparecer con su nombre actual “San Buenaventura”, y en los legajos del archivo de protocolos notariales de Sevilla, podemos encontrar documentos en los que se adjudica una cantidad de copos de trigo a dicho horno.
Hoy día, después de tantos siglos de historia, tomarse un café y un dulce en el Horno San Buenaventura, es todo un ritual. Sentarse en una bonita mesa de café antiguo y elegir un dulce de sus vitrinas (a mi me chiflan las palmeras de chocolate de este horno) es un verdadero acontecimiento para tomárselo con calma y disfrutar el momento. Aquí no valen los cafés apresurados.

Cuando te vayas, puedes comprar el pan, llevarte unas de esas miniempanadas para cenar o llevarte unas pastas de té, porque las cafeterías de verdad aun las venden (y a mí me encantan).
Además, el Horno San Buenaventura posee un servicio de catering excelente, uno de los más solicitados para presentaciones, inauguraciones, fiestas, bodas, etc… Y es todo un signo de distinción y calidad.
Si todavía disfrutas de los momentos de charla, café y pastas en un lugar bonito, el Horno San Buenaventura es sin duda la mejor elección.
En DolceCity Sevilla: Horno San Buenaventura