
La primera buena noticia es su ubicación, en plena calle de Fuencarral, junto a la boca de metro Tribunal en la que todo el mundo queda siempre. Perfecto para compaginar con compras o unas copas, o unas tapas, o lo que sea, la zona tiene de todo. Lo segundo bueno es dónde está metido, en un palacete de esos que llaman la atención, que sólo por su belleza merece la pena la visita.

Una vez dentro, por un lado tenemos una exposición de mapas y demás cartografía que para los curiosos será una delicia, y otras tres plantas que van pasando por la historia de Madrid desde el siglo XVI hasta el S.XIX, incluso alusiones al XX. Esas fechas porque empiezan cuando Madrid pasó de ser una villa cualquiera a ser la corte de los reyes, en concreto de Felipe II primero. Un montón de cuadros que podrían estar en el Prado están aquí, y sobre todo lo que más apetece es ver las muestras costumbristas, esos detalles que nos dicen cómo se vivía en Madrid hace siglos: una verbena en El Retiro, reyes jugando junto al Palacio Real, mercadillos, plazas de toros... Por ejemplo hay un par de maquetas llenas de detalles, con todo lujo de datos, que son para pasarse un cuarto de hora mirándolos.

Se tarda bastante en ver, aconsejo dedicarle al menos una hora larga, y además la iluminación es perfecta, algo que no todos los museos cuidan.
En DolceCity Madrid: Museo de Historia de Madrid