

Además el ambiente es bueno, gente joven y no tan joven, música no muy alta para poder hablar, y un par de dianas electrónicas y una máquina de juegos de mesa también elecrónica en la parte alta del bar, una especie de reservado que tiene la pega de ir a dar a los servicios, y por lo tanto ser zona de paso. Quizá lo peor es que solo hay un camarero (que yo sepa) y eso hace que puedas estar un buen rato para ir a pedir una copa. Es normal, sino sería imposible ofrecer esos precios. La calidad de la bebida... mejor juzgarla vosotros mismos, hay opiniones para todos los gustos. La decoración, como su propio nombre indica, imita a un hangar, con sus fotos de avios, cielos y demás. Siempre están las pantallas encendidas, y a ser posible con fútbol u otros deportes. En fin, gran opción para una noche desenfadada, no sé qué tiene este sitio pero todo aquel que va, repite.

El DolceCity Madrid: El Hangar