
≈ 1. Porque ahora conozco mejor a mi novia ≈ Eso de “Próximo tren llegará en 18 minutos” no debe ser motivo de queja, ¡ni mucho menos! Dejemos que esos vagones vayan a su ritmo, despacito y buena letra, y aprovechemos mientras para sentarnos en uno de esos bancos de piedra y conocer mejor a nuestra pareja o amigo: ¿por qué le gusta tanto tener la casa ordenada? ¿De dónde le viene su amor por el cine francés? ¿No sería un momento genial para contrastar vuestras opiniones del volumen 2 de “1Q84”de Murakami? ¡Infinitas posibilidades para llegar al alma de la otra persona! ¡18 minutazos, qué bueno! Y si pone “21 minutos”, ¡mejor todavía!
≈ 2. Porque me permite hacer ejercicio ≈ Qué errado estaba Osmin con eso de “¡La calle es mi gimnasio!”. No, Osmin, querido: EL METRO es mi gimnasio. Escaleras averiadas cada dos por tres, vagones que salen pitando aunque te vean llegar, tramos de líneas cortadas camino del trabajo, cubiletes recogiendo agua de esos techos llenos de desconchones, revisores pidiéndole el billete (¿no es genial que sean ELLOS los que no se fían de NOSOTROS?)… ¡el Metro es una gymkana gigante y divertida!

≈ 3. Porque sus pantallas de vídeo emiten una programación mágica ≈ ¿Quién quiere hablar con otro ser humano cuando puede ver noticias anodinas en un bucle infinito en esos pantallones gigantes de Avenida de América, Plaza de España y tantas otras estaciones? Olvídate de leer tu libro o escuchar tu música, ¡lo quieras o no, escucharás las mini-noticias del Metro, ellos saben lo que te conviene saber! Y no solo son buenas y objetivas, además son puntales: empiezan a emitir a las 5:55 como un reloj (al menos en Plaza de España, ¡empiezan antes de que salgan a circular los primeros trenes, maravilloso!)
≈ 4. Porque te quita el vicio ese del café ≈ Con esas masificaciones a primera hora de la mañana, esas luchas por un asiento, esos pisotones anónimos, esas carreras en los transbordos… ¿alguien cree necesario tomarse una taza de café para despertarse? ¡Ya está el Metro de Madrid con su vidilla propia para pegarte un buen bofetón por la mañana! ¡Adiós, cafeína, me quedo con el Metro!
≈ 5. Porque uno paga esos 54 euros con gusto ≈ Si no te rentabilizaran bien cada euro, uno podría lamentar gastarse ese pastizal cada mes en la tarjetita magnética (la de Zona A), pero con todo lo bueno que te dan, es imposible no pagarlos con alegría, ¡yo hasta pondría un poquito más, como propina! Lo mejor es que nuestros euros son luego bien invertidos en mejorar las instalaciones, poner más trenes a circular a primeras y últimas horas, reparar siempre las escaleras mecánicas (es raro ver alguna averiada, francamente) y poner anuncios muy bonitos, que le dan mucho color al suburbano: aquella vez que lo vistieron de art-deco con motivo del estreno del “Gatsby” de Di Caprio estuvo bien, pero ¿¿y lo de ponerle nombre de una compañía telefónica a la estación más mítica del Metro?? ¡Genialidad!
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