
El sitio está en la calle Pez, donde tenéis un montón de opciones de cena o tapeo, ideal para luego venir aquí a rematar la jugada (¡aprende, Benzema!). Al pasar por delante, una barra extensa con una iluminación tenue e insinuante te atrae hacia dentro. Luego ves unos espejos tremendos, unas lámparas así como muy modernas sin dejar de ser elegantes, unos sofás bien hermosos abajo… y la carta, claro, que aquí hemos venido a que nos deleiten con el arte de la mezcla.

Como fui acompañado, tuve oportunidad de probar tres cócteles distintos: Alexander (Ginebra o Brandy –elegí Ginebra-, licor de cacao y nata), Japanese Cocktail (Brandy, orgeat y angostura), y Aviation (Ginebra, Maraschino, zumo de limón y licor de violetas). El más golosón, dulcito y accesible es el Alexander; mucho más recio y contundente es el Japonés (un buen pelotazo ese); y tiene su puntito el Alexander si acaso por intentar buscar el recuerdo a los caramelos de violetas…

Pero tienen muchos más: se enorgullecen de preparar cócteles clásicos y yo en la carta conté hasta 30 (la tenéis en la galería de fotos de este post, para que vayáis eligiendo uno para esta noche).
En DolceCity Madrid: 1862 Dry Bar