
Lo primero que quería comentarios es que sus porras pasan el corte. Sí, amigos, tengo un idilio con las porras que me lleva a tomarlas como desayuno más habitualmente de lo que aconsejan los médicos. Y cuando desayuno fuera, rara es la ocasión en la que no acabo sucumbiendo a ellas. En Nurielle me las pedí junto con el clásico café con leche, y no decepcionaron. Bien de tamaño y, además, calentitas. No sé si llegué justo a tiempo o que siempre procuran servirlas recién hechas, pero así es como me tocaron a mí, cosa que agradecí mucho.

Los chicos de Nurielle dicen que son “cafetería-heladería-coctelería” pero nunca he venido a tomarme un mojito, no puedo juzgar su habilidad con las mezclas. Lo que sí tomé, además de las porritas y el café, fue uno de sus bollos, ¡están bien surtiditos! Napolitanas y cañas de chocolate y crema, donuts de varios sabores (ellos los llaman “donurielles”) y croissants de varios tamaños dependiendo de tu hambre.

Lo mejor (¿peor?) fue que luego en casa comprobé que también tienen… ¡alfajores! ¡Me encantan! Y los tienen de un montón de tipos: de hojaldre, tipo cono, de chocolate, de dulce de leche y combinado. Madre mía, tengo que volver a probarlos. Ya os contaré.
En DolceCity Madrid: Nurielle