
Habrá gente que os diga “¡No son los mejores bocatas de calamares ni de lejos!”. Pues bien, a esa gente exigidle una lista con tres sitios mejores. Repito: exigidles lista. Con nombre y dirección de los sitios. Yo conocía uno hace años, a no demasiados metros de El Brillante, donde ponían unas pulguitas de calamares con ali-oli que aquello no podía ser legal… pero el sitio chapó, como tantos otros, y ya no conozco ninguno que le pueda plantar cara a esa institución madrileña que es El Brillante.

A ver, sí, los bocatas son caros. Pero lo que no se puede es pecar de pardillo, cual guiri recién aterrizado, y sentarse en la terraza a pedir dos jarras de cerveza, una ración de bravas y un bocata. Porque no. Porque eso es sablazo seguro, ¡que está al lado de la estación de Atocha y del Museo Reino Sofía, muchacho! Aquí se viene a la barra, se pide el bocata, que está TREMENDO (baguette calentita, fina y crujiente; y unos calamares EJEMPLARES –llámalo calamar, llámalo rabas de calamar-), y listo. Si acaso una cañita para pasarlo y ya.

El sitio es auténtico, con camareros gritones y agitados, servilletas por el suelo, mucho turista mezclado con locales, y un griterío muy nuestro. Tómalo o déjalo, pero El Brillante es un clásico de nuestra ciudad. Yo lo tomo.
En DolceCity Madrid: El Brillante