
Aterrizo en Madrid y comienzo a trabajar en el
Centro Comercial Cuesta Blanca en La Moraleja. Mis uñas son un desastre y además tengo poco tiempo para dedicarles. Así es como conozco
Cucos: podría decirse que somos vecinos.
Como si se tratase de una gran familia, Rafa, gerente del lugar, va saludando desde el mostrador a todo el mundo que entra y sale de la peluquería. Me llama la atención que todos allí tiene un nombre para él. La segunda vez que voy ya recuerda el mío.
Cucos , aunque acaba de renovar su imagen, ya echó raíces. Veinte años en el negocio y una clientela muy muy fiel son razones suficientes como para darme cuenta que algo es diferente allí. No son sus tratamientos, ni sus masajes, ni sus limpiezas de cutis (¡que también!), sino
el gusto por el trabajo bien hecho y una técnica de trabajo muy depurada.
Contrarios a la filosofía de la franquicia barata, el único sitio donde las peluqueras tienen más prisa por terminar que las propias clientas, en Cucos no hay prisas que valgan. De hecho, es de los pocos lugares en Madrid (quizás también en España) donde se continua utilizando lo que ellos llaman
“la técnica de los bolos”, una técnica antiquísima y bastante costosa de realizar que se utilizaba antaño para fijar la base y poder trabajar mejor la raíz. Algo así como mecha a mecha ir enrollando y fijando el pelo durante un tiempo con peines redondos. Todavía recuerdo la impresión que me causó ver a una señora
cabeza bolo (es con cariño) con los peines puestos, que risa.
And the last but not the least... mi consejo de belleza: señoras y señoritas de Madrid y alrededores, escribiendo para vosotras la persona más tiquismiquis y perfeccionista que podáis imaginar.
Jamás, y cuando digo jamás es jamás, he encontrado un lugar donde me hicieran la manicura y la pedicura (soy adicta a la francesa aunque me confiesan que esta temporada se llevan los blancos y los chocolates) como en Cucos. Mis manos, cual chapa y pintura, no parecen ni las mismas al salir de allí. Uno de sus secretos mejor guardados es la calidad de sus productos. ¿El otro? Sin duda, la maestría de su ejecutora. Eso sí, os advierto que llevar las uñas perfectas engancha y visitar
Cucos semanalmente más.
Cucos en Centro Comercial Cuesta Blanca