
La comida rápida se ha instalado con éxito en toda la capital, por mucho que nos pese a algunos. Porque a mí, personalmente, no me gusta mucho y siempre encuentro una opción más apetecible, como unos sándwiches de Rodilla por ejemplo.
La excepción son los famosos perritos calientes, ¡me encantan! Podría comer uno cada día. Una comida tan fácil de preparar que no encierra ningún misterio... ¡así de simple soy! No necesito que estén buenísimos, como los de los carritos ambulantes de Nueva York. Y aunque no soy demasiado exigente agradezco y reconozco un buen perrito caliente.
Por eso me alegré mucho cuando abrieron Chicago Hot Dogs, en pleno centro y a 100 metros de los que venden el arroz con gambas del que os hablaba.
Es un pequeñísimo establecimiento del que te enamorarás si eres como yo un amante de los establecimientos tipo dinner americano. Pintado en verde y rojo, está decorado con carteles antiguos de publicidad y luminosos de los años 50. El resultado es un sitio genuino en el que podrás comerte un perrito a altas horas de la madrugada, cuando más apetece, y a precios más que asequibles.

Y de fondo, música de Elvis, Roy Orbison o Bill Haley. Para mí, el local de comida rápida que faltaba en Madrid.
En DolceCity Madrid: Chicago Hot Dogs