La recuperación de la tradición del vermut es una estupenda noticia. Para los que ya tenemos una edad -a partir de la treintena-, el aperitivo se ha convertido en la nueva excusa para reunirse una vez uno decide quedarse en casa a descansar los viernes por la noche y prefiere verse los sábados y domingos al mediodía, aprovechando más el día. Son muchos los nuevos locales que han abierto especializados en el aperitivo y uno de los últimos esta vermutería La Lola ubicada en un sencillo bar del Eixample.
El escenario es el de un bar de toda la vida al que apenas han hecho una puesta a punto para este nuevo negocio. El letrero de fuera, con las letras de estilo vintage, es una de las pocas notas nuevas que uno aprecia en La Lola, pues la barra, las mesas y sillas se han conservado del bar anterior. Esto le da un aire decadente que, de entrada, no llama la atención a los turistas, pasando más desapercibido que otras vermuterías y haciendo de La Lola un reducto auténtico frecuentado por vecinos del barrio.
Así lo comprobamos cuando fuimos el pasado fin de semana. El local es pequeño y cuenta con una pequeña terraza aunque nosotros encontramos sitio dentro. Destacan sus conservas y su tapa con patatas fritas artesanas combinadas con mejillones y olivas, un bestseller el día que fuimos a La Lola. La caña está bien tirada y el servicio es autóctono y muy cercano, pues los responsables son conocidos en el barrio al regentar la vecina bodega Gracián. Esto resulta en un ambiente familiar y dog-friendly donde reina una atmósfera muy agradable.
En DolceCity Barcelona: La Lola