
Los grandes ventanales se mantienen, así como la terraza en la calle Aribau, pero el mural de Jordi Labanda y el blanco nuclear se han cambiado por toques metalizados y morados, cómodos sofás acolchados de estilo boudoir, marcos de aires vintage y, en definitiva, un estilo más cálido con un punto sofisticado que gusta a la clientela de la zona. No en vano, el Vintage funciona también por la noche, cuando se convierte en bar de copas y, gracias a los juegos de luces que se aprecian desde el exterior y la extensa carta de cocktails, casi hace olvidar que se trata también de un restaurante.

Sin embargo, yo solo conocí su cara culinaria, concretamente me animé a probar su fórmula de mediodía. Es un menú bautizado como Bento que consiste en una bandeja donde te sirven el primero y el segundo a la vez, pues son dos platos que han sido pensados por su buena combinación de sabores. Es una fórmula original fantástica para los que no disponen de demasiado tiempo y a un precio correcto (unos 12 € creo recordar). La comida también era correcta, sin más, por lo menos la ensalada césar que tomé de primero y el arroz con trompetas de la muerte –las setas eran buenas- de segundo. Sin embargo, aclarar que la carta es mucho más extensa y con referencias gourmet como la ternera wagyu, carne Angus de Irlanda y guisantes del Maresme. Una lástima que en el vino por copas no pongan el mismo esmero en cuidar la D.O….
En DolceCity Barcelona: Vintage