

Tranquilos, en Boadas no os encontraréis con este tipo de público. Se respira un ambiente agradable, aunque es cierto que se llena fácilmente, pues sus dimensiones son escasas. Lo mejor es coger sitio en la barra y disfrutar de un buen combinado. No sé cuál es su especialidad, pero lo cierto que todo lo que he probado está buenísimo: Vodka Collins, Bloody Mary, Gimlet, Rob Roy... nada desmerece la fama de esta coctelería, pionera en España y considerada de las mejores, junto con el Dry Martini. Todo empezó en 1933 con Miguel Boadas, un catalán nacido en Cuba, quien habiendo trabajado en el mítico Floridita de La Habana, quiso traer a Barcelona el arte de combinar licores en un lugar hecho a medida. Un lugar, por cierto, que se vio amenazado de cierre en 2007 por culpa de la especulación urbanística lo que se tradujo en un fuerte apoyo por parte de los medios y la sociedad barcelonesa y la consiguiente decisión del Ayuntamiento de prohibir su cierre. Ante la adversidad, su fama no hizo sino crecer.
Actualmente, es la hija de Miguel Boadas, Maria Dolors, la que lleva el negocio y aún se la puede ver al pie del cañón, saludando a los clientes fieles que vienen a tomar el aperitivo o la primera copa de la tarde. Es esta complicidad, este ambiente familiar a la vez que especial lo que hace de Boadas un sitio único no sólo en Barcelona, sino en todo el mundo. Imprescindible.
En DolceCity Barcelona: Boadas